Se marchó el 2008. Y se marchó como tenía que hacerlo, en forma de brindis en el Michael Collins con el amigo Pollo. No sé cuántos años hace que comenzamos la tradición de tomar la última pinta del año, pero sin duda es una de las mejores tradiciones que conservo.
Y llegó el 2009 y llegó en forma de gripe. No ha sido el mejor inicio de año de mi vida, pero creo que tampoco debo quejarme. Esperemos que se cumpla ese dicho que tanto utilizaba un amiguete jugando a los dados “esto no es como empieza sino como acaba”.
Como también es tradición, toca hacer la lista de propósitos para el nuevo año. Pero estas Navidades han sido tan extrañas que apenas me ha dado tiempo a escribirlos. Aunque parte del trabajo ya lo tenía hecho, porque pensados sí que están. Existen propósitos para 2009, y uno de ellos está relacionado con el nacimiento de este blog. Escribir. Quiero escribir un libro. Lo sé, llevo mucho tiempo comentándolo, pero todo se queda ahí, en el eco de alguna conversación. Este año me he propuesto escribir. Y voy a hacerlo. Este blog servirá de canal.
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