Febrero es un mes peculiar. Peculiar porque cuenta con menos días que el resto de meses. Peculiar porque es el enlace entre la famosa cuesta de enero y la llegada de la primavera. Peculiar por su San Valentín, ese invento que las grandes superficies comerciales tan bien han sabido adaptar.
En el terreno laboral también lo es. Atrasos, bonus, subidas, inflaciones, ipc’s y un largo etcétera con el que no pretendo aburrir al personal.
En lo personal, un mes que tiene dos fechas marcadas en negrita, los cumples del gran Oto y de su rubio nieto.
En resumen, todo esto y mucho más es febrero. Un mes intenso.
Es la mejor excusa que se me ha ocurrido para justificar mi “abandono” al blog durante todo este tiempo...
Por suerte, ya está aquí marzo. Y pinta muy bien.
27 febrero 2009
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