De repente me encuentro rodeado de caras que me son familiares. La mayoría sonríen y me miran como si también me conociesen. Y hablan de mí como si yo no estuviese “mira, mira, ¿te acuerdas de ése?” “sí, sí, lo recuerdo ¿cómo se llamaba?”. Y miro mi vaso de gintonic buscando una explicación. Pero no, esta vez la ginebra no tiene la culpa. Se ha producido un flash que me ha transportado 20 años atrás. ¡20 años!. Las caras de niños se han convertido en las de personas adultas. Los cuerpos han cambiado, la gran mayoría para mal. Gordas, gordos y calvos. Esa ha sido la principal transformación. Y busco el nexo común y caigo en la cuenta de que todos son de 7º de EGB. Y un comentario que cazo al vuelo me explica lo que ocurre. “Hemos quedado por el facebook”.
Para eso sirve este Ente, para organizar eventos 20 años después y dejar patente la mella del paso del tiempo.
Si es que va a tener razón la rubia, en que lo carga el diablo.
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