Una más y van 34. En lugar de cumplir años cuento primaveras. Será por mi visión de la vida que tanto gustaba a mi profesora de Literatura. “Eres un romántico” me decía cada vez que nos cruzábamos por los pasillos del instituto.
34 primaveras e innumerables recuerdos. Cuando era un renacuajo y acompañaba a mi padre a buscar a mi madre al metro. Su rostro cansado se convertía en sonrisa al vernos y nos besaba con la ilusión de tener a un ser querido esperando su llegada.
34 primaveras y un sinfín de anécdotas. Como aquella vez que una desconocida me cerró el libro y se puso a charlar conmigo como si fuésemos íntimos. “Yo he visto la peli” comentaba haciendo referencia a la portada del libro. Y yo, atónito, no supe estar a la altura. Lejos de mantener una amigable conversación contaba las estaciones que aún quedaban para alcanzar mi destino. La comunicación es lo que nos distingue de los animales y en lugar de utilizarla preferimos ser antisociales.
34 primaveras y toda una vida por delante. Viajar, educar, crecer, reír, escuchar, llorar, brindar, abrazarse y seguir enamorado de la mujer con la que comparto mi vida. Como una planta que busca la luz del Sol con la llegada de la primavera, así es el ciclo vital, y así debemos enfocarlo. Cada cual tiene en su Sol el objetivo que se proponga alcanzar.
34 primaveras y aún veo a mi abuelo, cuando me contaba sus historias en blanco y negro. Me hablaba de la primera vez que vino a Barcelona, de aquellos trenes de madera que cruzaban el Levante en jornadas interminables. De cuan diferente era esta ciudad de su aldea de origen. Y grabadas me quedaron sus palabras, que eran lecciones de sabiduría “mi generación lo pasó muy mal para acabar viviendo bien. La tuya ha comenzado viviendo bien y si no hacéis nada acabaréis pasándolo mal”. Esa es la filosofía que me impregnó y que trato de seguir en mi día a día. Al fin y al cabo se trata de que entre todos hagamos de esta vida un mundo mejor, donde todos tengamos cabida, como una orquesta donde cada músico desempeña su papel.
34 primaveras y ya despuntan las generaciones venideras. Son el futuro y algún día serán ellos quienes nos cuiden a nosotros. Responsabilidad de todos es inculcarles unos valores que les ayuden a ser buenas personas. Compartir con los demás. Convivir. Y disfrutar. Al fin y al cabo, eso es el ciclo vital.
Publicado en http://relatscurts.tmb.cat/ca/relat/lliure/4269
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