20 enero 2009

Obama


Cuando lo vi por primera vez me causó una impresión especial. Recuerdo que era un artículo de La Vanguardia que hablaba sobre la posibilidad de ser el rival de Hillary Clinton para la campaña demócrata. El artículo incluía una foto en la que aparecía con el que ya conocemos como su look habitual; esto es, pantalón oscuro, corbata y camisa blanca con las mangas arremangadas.
Lo que más me llamó la atención fue su sonrisa. Esa sonrisa que ha iluminado a los miles de flashes que le han acompañado durante todos estos meses de campaña electoral. Una sonrisa sincera y humana que trasmite optimismo.
No sé cuál es la definición de líder que más se ajusta a su perfil, pero tengo muy claro que este hombre lo es. Es un líder que no conoce fronteras. Tampoco sé cuál es la definición de carisma, pero tengo claro que es carismático. Si tuviese que elegir dos palabras para definirlo serían líder carismático.
Hoy dará su primer discurso como presidente de los EEUU, lo que es lo mismo, como persona más poderosa de la Tierra. Y seguro que conseguirá nuevamente erizarme la piel. Porque lo logra. Y no lo logra sólo por lo que dice (que también) sino por cómo lo trasmite. Esa capacidad para mirar fijamente a los ojos del mundo y hablar con transparencia, serenidad y confianza.
Se ha escrito y hablado mucho sobre él. Y de todo lo que he leído y escuchado me quedo con dos frases.
No es muy habitual que un político tenga la capacidad para escribir sus discursos al mismo nivel o mejor de lo que lo hacen sus propios asesores.
Su primera misión será restablecer la confianza.

Pues ojalá consiga restablecer la confianza. Y ojalá consiga llegar más lejos. Ojalá consiga cambiar el mundo. Si alguien lo puede hacer es él.

3 comentarios:

Andrés dijo...

Hoy termina la "Obamamania". Hoy muere un mito y empieza un nuevo rey, que como los anteriores dedicará su mandato a servir los intereses de los EEUU, a pesar de lo que sea y a costa de quien haga falta.

Nada nuevo bajo el sol, o quizá sí, al menos tu entrada me demuestra que aún quedan personas que creen en el País de las Hadas, y eso sí que me da esperanza.

Danielo dijo...

Vaya, que profundos estais. Un pardillo idealista y un escéptico resabiado.
Pues nada, me pido el papel de realista. Pese a la globalización y demás zarandajas el mundo es muy grande y muy distinto, y en 8 años no se va a cambiar lo que lleva siglos forjándose.
Pero habla de puta madre, me he tragado el discurso en directo y me hubiera gustado que se callase el traductor.
Suerte y a ver lo que dura.

Á dijo...

Andrés, creo que hoy no termina la Obamamania, más bien todo lo contrario. Desde luego, el camino que tiene por delante no es un campo de lirios, pero lo que está claro es que cualquier decisión que tome será para mejorar, porque lo de Bush no puede hacerse peor.
Danielo, el mundo lleva forjándose varios siglos, está clarísimo, pero el siglo XXI va a otro ritmo. Los avances tecnológicos que estamos viviendo nos están llevando a una velocidad de vértigo. Estamos presenciando el cambio del mundo. Un ejemplo es la política. Obama se va a convertir en un referente en el que todos los líderes se van a querer mirar. Las caras grises de hombres grises van a cambiar. Y si no, al tiempo.
Y gracias por lo de pardillo. ;)